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Los planes y fondos de pensiones son productos de ahorro a largo plazo cuyo objetivo principal es acumular un capital a la fecha de jubilación que permita complementar la pensión pública de jubilación. Además de la jubilación los planes de pensiones ofrecen protección ante otras situaciones de riesgo tales como la invalidez, la dependencia severa, el fallecimiento o en el supuesto de enfermedad grave o desempleo de larga duración (que no se cobre ninguna prestación contributiva). Salvo estos supuestos, los planes de pensiones son productos ilíquidos.
Aunque no son líquidos, sí se puede movilizar el saldo acumulado entre planes de pensiones y planes de previsión asegurados (PPA) y viceversa.
Los planes de pensiones están integrados por un fondo de pensiones que constituye el patrimonio de los planes que lo integran, pero el producto en el cual invertimos nuestro dinero es el Plan de Pensiones.
Existen diferentes tipologías de planes de pensiones, dependiendo de su política de Inversión:
> Renta fija a corto plazo: activos de renta fija 100 % (dinero y pagarés).
La duración media de la cartera será inferior o igual a dos años:
> Renta fija a largo plazo: activos de renta fija 100 %. La duración media en la cartera será superior a 2 años.
> Renta fija mixta: tiene menos del 30 % de la cartera en activos de renta variable.
> Renta variable mixta: entre el 30 % y el 75 % de la cartera en activos de renta variable.
> Renta variable: más del 75% de la cartera en activos de renta variable.
> Garantizados: planes con garantía externa de rentabilidad por un periodo de tiempo determinado, otorgado por un tercero.
> Asegurados (PPA): existe tipo de interés garantizado. Los PPA son seguros de ahorro-previsión a largo plazo con las mismas características, contingencias cubiertas, liquidez y fiscalidad que los planes de pensiones.
Otro factor importante son los costes que soportan los planes de pensiones que pueden ser de dos clases, comisiones y otros gastos, pero en ningún caso se pueden cobrar comisiones por traspaso o movilización del plan de pensiones o por el pago de las prestaciones establecidas
Las aportaciones pueden ser regulares o extraordinarias.
Una de las principales características de los Planes de Pensiones y PPA es su atractivo fiscal, ya que permiten el diferimiento de la tributación. Las aportaciones realizadas reducen la base imponible general del IRPF con un límite máximo anual fijado en función de la edad del participe:
Para personas de hasta 50 años el importe menor entre el 30 % de la suma de los rendimientos netos del trabajo o AE o 10.000 euros.
Para personas mayores de 50 años el importe menor entre el 50 % de la suma de los rendimientos netos del trabajo o AE o 12.500 euros.
Las prestaciones, sea cual sea su forma de cobro y el sujeto que las perciba (partícipe o beneficiario) y la contingencia de la que deriven, siempre tributan en el IRPF como rendimiento del trabajo, sujetos a la escala progresiva de gravamen.
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